‘Cuando la gente quiere hacer algo diferente, viene a Luisiana’. Así reza una de las reflexiones de Kenny Terry, jazzista natural de Nueva Orleans y protagonista del vídeo promocional del nuevo récord Guinness batido por un Porsche Taycan -no es el último protagonizado en los últimos tiempos por modelos de la firma alemana-.
¿Pero qué tiene que ver el jazz, Luisiana, Nueva Orleans y un Porsche Taycan? Para los iniciados en la cultura musical, las tres primeras palabras no guardan mayor misterio. Luisiana fue el estado americano donde surgió el jazz, y Nueva Orleans su capital por excelencia. De allí salió -probablemente- el trompetista más conocido de la historia, Louis Amstrong.
¿Y el Taycan, qué valor tiene en la ecuación? Es el invitado circunstancial que ha tomado prestado ese telón de fondo para batir un récord más. Y es que en la capital del jazz, donde tiempo ha eran destinados miles de esclavos africanos que engendraron el género musical en su tiempo libre, también se encuentra la infraestructura cerrada más amplia de Estados Unidos.
Se trata del Centro de Convenciones Ernest N. Morial, un espacio que cuenta con nueve hectáreas de pista bajo techo. En el interior de este monstruoso edificio ha establecido el Taycan, un récord consistente en recorrer el edificio de un extremo a otro a la mayor velocidad posible.
Aventura sobre… ¿hielo?
Para registrar la nueva efeméride, el comité de World Record Guinness estableció que el coche debía comenzar y terminar la marcha en seco, sin contar con ayudas como cuestas, redes de apoyo o puertas al final de la sala. La velocidad a superar era la de 138 km/h, cifra que se había fijado hacía 7 años y que hasta el momento nadie había logrado superar.
El aspirante a dejar en anecdótico el registro obtenido en su día ha sido Leh Keen. El piloto profesional americano escogió el Taycan Turbo S por su potencia, puesta a punto de suspensión y frenado. Y es que el eléctrico de la firma bávara es capaz de alcanzar los 100 km/h en 2,8 segundos, además de contar con unos frenos de carbono y tracción a cuatro ruedas. Todo ello le valió para conseguir una asombrosa velocidad punta de 168 km/h… y para poder detenerse a tiempo de contarlo.
Al margen de las características del coche y de la envergadura del escenario, había una dificultad añadida: el suelo estaba tan pulido que parecía una pista de hielo. Con esas circunstancias tan sensibles, un error pequeño a bordo del eléctrico de los 190.000 euros podría haber supuesto una catástrofe.
Aunque para Leh Keen esto no fue ningún impedimento: “Podía sentir cómo los sistemas del Taycan se daban cuenta, trabajando para mantenerme en la línea recta. Fue una hazaña impresionante. Acelerar con tanto empuje en una superficie tan variable fue increíble. Ni por un momento dudé de que pudiera hacerlo”, afirmó.