Ahora que el temporal de nieve conocido como ‘Filomena’ ha pasado, toca hacer balance de los desperfectos que ha ocasionado. Por cuanto atañe a esta publicación, los sufridos por nuestros coches figuran entre los más destacados.
Y es que, no en vano, los automóviles se cuentan entre los principales damnificados por la climatología. Miles de conductores quedaron atrapados en la carretera durante el punto más intenso de las nevadas. E, igualmente, varios millones de coches más -aun a pesar de permanecer perfectamente estacionados- terminaron ‘sepultados’ bajo metros del gélido elemento.
Debido a lo anterior, tan pronto como sus propietarios han logrado acceder a ellos, han comenzado a surgir los percances habituales en estas ocasiones. Según recoge la cadena de mecánica rápida Euromaster, las reservas de citas previas en sus talleres de las zonas afectadas se han duplicado en apenas dos días, entre el 8 y el 10 de enero.
¿A qué componentes ha afectado más?
Por supuesto, la batería descargada es el mal más recurrente. Con un frío tan extremo -sumado a la inmovilidad de la máquina-, aquélla pierde en pocos días el voltaje necesario para arrancar el motor… o, incluso, para abrir las puertas. Para esta última cuestión, si existe la alternativa de insertar una llave física, es preferible rociarla con unas gotas de alcohol y, así, garantizar que encaje sin obstrucciones.
En segundo lugar, retirar el hielo de los cristales y volver a hacer funcionar los limpiaparabrisas es una tarea más delicada de lo que parece. Si no tomaste la precaución de dejarlos en ‘posición de servicio’ -esto es, levantados-, la goma de las escobillas permanecerá adherida al hielo del cristal.
Si es así, lo mejor es no accionar el mecanismo y centrarse en descongelar el parabrisas. En esta situación, un rascador será de lo más útil… pero es más rápido emplear nuevamente una pequeña cantidad de alcohol para ayudar a diluirlo.