A sus 63 años, Harry Metcalfe está considerado una leyenda en el periodismo del Motor y trabaja un campo de 122 hectáreas en los Cotswolds, una popular región de vacaciones en el sur de Inglaterra. Además, tiene su propio canal de YouTube: Harry’s Garage, al que dedica íntegramente a su amplia colección de coches y ya cuenta con más de medio millón de suscriptores.
Metcalfe reconoce que lleva la agricultura en la sangre, aunque no siempre fue su primera opción. “En el colegio quería ser ingeniero de automoción”, explica, “pero se me dan fatal las matemáticas y no aprobé los exámenes”. Comenta que durante muchos veranos hizo trabajos ocasionales en el ámbito de la agricultura, y también su abuelo se dedicaba al campo.
“Al final, fui a una universidad que giraba en torno a temas agrícolas y me licencié como especialista en compra de cereales”. A principios de los años 90, Metcalfe empezó con la producción agrícola y, a mediados de la década, ya contaba con más de 800 hectáreas. Las ganancias que no reinvertía en su explotación las destinaba a su pasión: los coches.
El exitoso agricultor en poco tiempo acumuló toda una serie de deportivos, algunos de los cuales eran tan exclusivos que hasta la prensa británica especializada se interesó por ellos. Después de haber hecho numerosos amigos en el sector, Metcalfe se vio de repente, en 1998, como cofundador de la revista Evo.

Mientras trabajaba para Evo, el británico compró su primer Porsche, un 911 Turbo tipo 993 de color negro y a su vez fue coleccionando modelos de otras marcas. Sin embargo, cuando dejó la revista se concentró de nuevo en su auténtica pasión: se compró un 911 Turbo tipo 930, el coche de sus sueños de juventud, y un Turbo tipo 993 reconvertido a GT2.
Por esa época empezó con Harry’s Garage, donde hablaba sobre coches nuevos, pero también sobre su propia colección. En ella, los 911 convivían con exóticos vehículos antiguos y modernos, superdeportivos británicos e italianos. Sin embargo, Metcalfe sentía que le faltaba algo: un Porsche que fuera tan potente como sus compañeros de garaje.
La solución llegó en forma de un 911 Turbo S de 1989 personalizado dentro del programa de peticiones especiales de Porsche. El deportivo en color Rojo Guardia presentaba un spoiler frontal inspirado en el Grupo 4, con un radiador de aceite mayor, cuatro salidas de escape y el volante de un 959. A esto se añadieron llantas de aluminio de 17 pulgadas y un motor de 3.4 litros que, con más de 400 CV, ofrecía una potencia un 30 % superior a la versión de serie.
Desde que Metcalfe adquirió la joya de la corona, se ha dedicado a investigar su carácter excepcional. “El coche que tiene un toque ligeramente diferente suele ser siempre el más codiciado”. Ahora, el 911 Turbo S es el rey de Harry’s Garage y ya tiene a sus espaldas una ruta de 2.000 kilómetros por el sur de Europa.